El 8 de febrero por la mañana, de casualidad, pasé por la Parroquia de Guadalupe. Donde le pedimos especialmente a la Virgen que nos bendiga con una familia, fue en nuestro casamiento en el 2007 y le regalé mi ramo de flores.
A las 4 y pico de la tarde estaba hablando por teléfono con mi hermana y siento algo que baja...era sangre, hemorragia. Llamé a la partera y ella se comunicó con mi obstetra. Tranquila le pedí a Estela que me ayudara a meter cosas en mi valija, Fede estaba llegando. Lupe tenía que nacer ese día, en la semana 37.
Estaba confiada en que mi médica haría todo bien. Llegué a la clínica, la partera me revisó y puso monitoreo para la beba que estaba muy bien. Se demoraban las cosas y sentía que mi doctora, que estaba lista para hacer la cesárea, estaba con una cara de preocupada...mandaron a un ecógrafo y ahí vi a mi obstetra enojarce (me di cuenta que estaba apurada y al mismo tiempo no quería inquietarme) no sabían de donde venía la sangre, si era un corte en el cuello del útero o detrás de la placenta un hematoma, debían si o si operarme.
La verdad que nunca sentí tanto miedo, temblaba y solo recé mil veces el Ave María...Fue un alivio ver nacer a nuestra Lupe, a los gritos y molesta por que la sacaron antes! Con Fede llorábamos de felicidad, que hermosa es! Estuvo un buen rato en mi pecho, ese olor tan especial que nunca me olvidaré. Esa sensación de que la Virgen me la entregó.
Y si, fue desprendimiento de placenta, algo muy delicado que le pasa a 1 de cada 100 mujeres. Yo se que fue todo por que Dios así lo quiere, no se si merezco tanto! Si sentí que como era cesárea y no había dolor, hubo miedos del que me hace mirar al cielo y agradecer.
Es un angelito de Dios, nuestra Lupe con 5 días